El arte de regar tus tomates
Los tomates son alrededor del 90% de agua. No hace falta decir que para que crezca, el agua, ¡hace falta mucho!
No existe una ley absoluta, que prescriba por ejemplo regar cada dos días. La regla de oro para regar la huerta es evitar que la tierra se seque. Lo que esto significa es que no necesariamente tenemos que regar todos los días: entran en juego varias variables, como las lluvias recientes, el tipo de suelo en nuestro huerto y la exposición al sol.
Si todas las frutas y verduras necesitan agua, sus necesidades no son iguales: a menudo es necesario aplicar el principio caso por caso. Los expertos recomiendan que planifique su huerta para agrupar las plantas que tienen necesidades de agua similares. Para entender mejor las necesidades de humedad de cada fruta o verdura, nada mejor que un guía hortícola o un asesor de jardinería.
Algunos consejos prácticos
- Regar temprano en la mañana (antes de las 9 a.m.) o, en su defecto, temprano en la noche. Riegue en clima tranquilo para evitar que el agua se vuele o se evapore.
- Dirige el agua a las raíces. Es mejor regar lentamente en forma de gotas finas, especialmente para suelos arcillosos o pendientes muy pronunciadas.
- Recoja el agua de lluvia en recipientes colectores especialmente diseñados.
- Revise regularmente su manguera o sistema de riego para ver si hay fugas u obstrucciones.
- Use mantillos para mantener la tierra fresca y húmeda.
- Consulta la normativa municipal de riego vigente en tu zona.